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El crédito sin duda es una herramienta importante en nuestra vida. Puede ser muy bueno o una verdadera pesadilla, dependiendo del uso que le demos. Por eso hay que aprender a usarlo a nuestro favor.
Para poder realizar muchas operaciones, como por ejemplo, para reservar un hotel, se requiere una tarjeta de crédito con límite suficiente. Por otro lado, es muy difícil usar un crédito para comprar una casa, o simplemente obtener un buen trabajo o un buen seguro de vida, si no tenemos una buena calificación crediticia.
Dado lo anterior, establecer y monitorear nuestra evaluación crediticia es una tarea financiera muy importante. Afortunadamente, no es difícil, pero se deben seguir los pasos correctos para lograrlo.
Consigue tu reporte del Buró de Crédito
El primer paso es saber cómo somos vistos por las instituciones financieras, por lo que es importante consultar nuestro reporte del Buró de Crédito. Es gratis (una vez por año) y se obtiene en la página: www.burodecredito.com.mx (no se confundan, hay páginas fraudulentas que buscan obtener información personal, por eso la ponemos completa aquí).
Pero no está de más conocer también nuestro Score -este indicador es en sí una calificación basada en un algoritmo propietario de Buró de Crédito, por lo cual se puede obtener de manera adicional al reporte y sí tiene un costo, aunque moderado, que vale la pena pagar.
El Score no lo es todo
La tecnología computacional se ha traducido en una gran simplificación administrativa y en ahorros para las empresas, pero ha convertido al análisis crediticio en algo impersonal.
Ahora, en muchos casos la aprobación o no de una solicitud de crédito depende de la puntuación que otorgue una computadora. Y cada institución financiera maneja políticas de aceptación distintas.
Por lo tanto, contrario a lo que muchos pensamos, tener una buena calificación crediticia o un historial positivo no es garantía de que nuestra solicitud será aceptada.
Aunque es difícil saber de manera precisa cómo seremos juzgados por las instituciones financieras, las siguientes características ayudan:
Siempre paga tus deudas en tiempo y forma. Es diferente prestar dinero a quienes han probado ser constantes en sus pagos que a quienes suelen fallar.
Mantén entre dos y tres tarjetas de crédito. Tener menos o más puede ser considerado como malo.
Mantén un buen crédito disponible. No tengas tus tarjetas hasta el tope porque eso merma tu capacidad de pago. Las instituciones también suelen considerar esto como un factor importante.
Es fundamental tener una cuenta bancaria. No tener ninguna suele ser un foco amarillo, porque significa que uno no es usuario del sistema financiero.
El pago que haces mensualmente por todos tus créditos debería estar por debajo de 20% de tu ingreso anual. La relación deuda-ingreso es tomada muy en cuenta, sobre todo aquellos relacionados con créditos al consumo o hipotecarios.
No solicites préstamos muy frecuentemente. Tener demasiadas solicitudes de crédito en un año, aunque hayan sido aprobados y puntualmente pagados, puede ser contraproducente.
Tenga estabilidad laboral y en el hogar. Éste es un punto que varios acreedores consideran importante. Las personas que cambian frecuentemente de casa o de empleo suelen ser malos pagadores.
Si detectas errores en tu reporte del Buró de Crédito, junto con él recibirás las instrucciones para hacer las aclaraciones que consideres pertinentes. Es importante y además recibes copia de la respuesta que dio cada institución financiera.
Existen pros y contras en los sistemas de puntuación que utilizan las instituciones para decidir si otorgan o no un crédito. Del lado positivo, el criterio es uniforme para todos, por lo que evita la discriminación.
Sin embargo, suelen ser rígidos y no toman en cuenta situaciones particulares de cada individuo. Por lo tanto, es importante entender cómo funcionan para hacer que trabajen a nuestro favor.
Fuente: eleconomista.com.mx